El feminismo en la literatura y en la sociedad actual
La literatura comprometida es el tipo de literatura que expresa los problemas de una sociedad a partir de una historia ficcional. Esta no tiene por qué ser verosímil. Por ejemplo, existen grandes obras de la literatura, como 1984, de George Orwell, que no reflejan la realidad de una manera directa, sino a través de la ciencia ficción, pero aún así, implican una crítica.
La literatura feminista es un ejemplo de este tipo de literatura. El feminismo se ve reflejado en distintas obras a partir de una reflexión sobre el rol de la mujer en la sociedad. A través de personajes, como Laura Brown en TheHours (Las horas), una novela de Michael Cunningham que se llegó también al cine en el 2002, se expresa la frustración de la mujer en una sociedad sexista.
El feminismo es una ideología, filosofía y ética y una propuesta social que intenta mejorar la calidad de vida de las mujeres y proponer la igualdad social a través de la liberación de la mujer y la oposición al sexismo basado en el machismo y la misoginia, a la opresión, la exclusión, la dependencia y la subordinación de la mujer.
Existen infinitas obras literarias en donde el feminismo se hace presente. Todas estas obras comparten un mismo fin: reflejar una crítica hacia una sociedad marcada por sus costumbres y tradiciones históricas en donde la mujer tiene un papel secundario y degradante. Al mismo tiempo, a través de la escritura, muchos autores han tratado también de difundir la conciencia entre los lectores sobre este tema.
En NiceWork, una aclamada novela de David Lodge, el autor acude al humor y la ironía para hacer llegar más rápido su mensaje a los lectores. Esta novela trata distintos temas, como la deconstrucción literaria, el capitalismo, la diferencia de clases sociales y, entre otros, el feminismo. La intención de esta obra de la literatura contemporánea es hacer una crítica hacia la Inglaterra de los 80 durante el gobierno de Margaret Thatcher.
Para el lector pasivo, cualquiera de estas novelas mencionadas puede llegar a tratarse simplemente de historias de amor, abandono y sufrimiento, temas superficiales de las obras que sirven como disfraz de los temas que realmente el lector puede interpretar. Así nos adentramos en lo que se llama deconstrucción, una metodología de la crítica literaria. Ésta es la que aplican los que llamamos, en contraste a los lectores pasivos, los lectores activos. Éstos son los que llevan a cabo varias lecturas de un texto, analizándolo en profundidad para descubrir interpretaciones más profundas. En el caso de estas novelas y muchas otras obras literarias, a partir de la deconstrucción podemos encontrar la crítica que la novela esconde desde el punto de vista del feminismo. Por su puesto, desde la visión postmodernista, las obras no tienen un mensaje o comunicado universal, sino el lector es el que les da significados. Por lo tanto, si un lector no tiene los conocimientos necesarios, o no encuentra cierto interés en ideologías, como el feminismo, no percibirá este mensaje en la obra.
El feminismo en la literatura surge por un problema social existente; no es una situación ficcional, a pesar de estar expresada en muchas obras de ficción. Durante muchos siglos, la mujer sufrió las consecuencias de vivir en un mundo dominado por los hombres, sin derecho a pensar o actuar por sí misma. En la novela Las horas, podemos percibir esto en el personaje de Laura Brown, una mujer cuyo destino estaba establecido por la sociedad. Casada y con un hijo, Richy, quien también es un personaje importante en la obra, Laura no parece aceptar su posición en la sociedad. Envidia a Virginia Woolf, una de sus escritoras favoritas y una importante novelista feminista y editora nacida a fines del siglo XIX, quien, a diferencia de Laura, pudo llegar a ser una figura importante, una escritora exitosa. Laura también anhela poder lograr proyectos por sí sola y dejar de ser sólo una ama de casa dedicada a su esposo, a sus hijos y a las tareas del hogar, y esto se ve reflejado en su persistencia por lograr hacer el mejor pastel de cumpleaños para su esposo. El pastel es un símbolo de su deseo por alcanzar algo grande en la vida, pero ella sabe que su posición social como mujer nunca le permitirá llegar a nada. Cuando decide escaparse y abandonar a su familia, lo que realmente se trata de representar es su frustración y necesidad de liberación.
Aún hoy se puede percibir este problema social. Gracias a la ideología feminista, que tuvo su auge en los 60 cuando se intensificó el activismo por los derechos humanos de las mujeres, la mujer llegó muy lejos. Sin embargo, ésta es la realidad en muchos países occidentales, pero existen muchas culturas en las que la mujer todavía está confinada a su rol subordinado, bajo la opresión de los hombres y sin ningún privilegio.
A sí mismo, el sexismo es parte de toda sociedad occidental, en donde es totalmente aceptado que la mujer sea un elemento sexual para la satisfacción del hombre. Muchas mujeres ganan mucho más dinero que lingüistas, abogadas, médicas, y otras profesionales, prostituyéndose o exhibiéndose. Esta realidad deprimente de la sociedad actual conduce a las mujeres a este tipo de vida. A las niñas desde muy pequeñas se las incentiva, ya sea por la publicidad en la televisión y otros medios, a ser consumistas y superficiales, a operarse las mamas y a comprar ropa sensual. Muchas mujeres ya maduras dedican gran parte de su vida a su imagen desde un punto de vista sexual y no profesional.
Lamentablemente, los cambios en la sociedad pueden llevar siglos en manifestarse, especialmente cuando existe un peso histórico tan importante y tan difícil de olvidar. La mujer de hoy en muchas culturas es más libre e independiente, pero el sexismo aún no desaparece
http://www.latinpedia.net/Sociedad/feminismo/El-feminismo-en-la-literatura-y-en-la-sociedad-actual-ad1400.htm
La literatura de posguerra
La Guerra Civil sumió al país en una grave depresión económica, política y cultural, de la que se fue recuperando con dificultad. Los años comprendidos entre el final de la guerra (1939) y la muerte de Franco (1975) constituyeron una etapa de búsqueda en la que sucesivas generaciones de novelistas, poetas y dramaturgos configuraron un particular paisaje literario, caracterizado por la vacilación entre el esteticismo y la denuncia social.
Cronología
Años cuarenta
La Segunda Guerra Mundial acabó con la victoria aliada sobre Alemania e Italia, lo cual dejó a España totalmente aislada. Los escritores quedaron al margen de la literatura que se hacía más allá de nuestras fronteras.
La escasa literatura de estos primeros años de posguerra oscila entre el esteticismo, que ignora la realidad circundante, y la expresión de la angustia y desarraigo que la guerra ha creado.
En la entrevista que mantuvieron en Hendaya Adolf Hitler y Francisco Franco, el 23 de octubre de 1940, se decidió que España no participaría en la Segunda Guerra Mundial.
Años cincuenta
Empezó a abrirse al exterior (en 1955, se integró en la ONU). El reconocimiento internacional del franquismo se tradujo en mejoras económicas y en la comunicación con el exterior.
En literatura empezaron a tomar importancia los temas de crítica social. El resultado fue una nueva versión del realismo, tendente a la denuncia de la opresión y la injusticia.
Años sesenta
Con el desarrollo económico el franquismo se consolidó, a la vez que la oposición al régimen se hizo más sistemática.
En literatura, el experimentalismo vuelve a imponerse una vez agotado el realismo social.
De 1970 a 1975
En los últimos años del franquismo se confirmó la apertura al exterior. El país se sitúa entre los más industrializados gracias a las inversiones extranjeras y al turismo.
El eclecticismo derivado de la llegada de materiales extranjeros gracias a la apertura de la censura se resolvió finalmente con una vuelta a lo clásico.
La literatura del exilio
Los escritores del exilio siguieron escribiendo en los países elegidos como residencia, tomando como tema el canto a España, motivo de su nostalgia.
La poesía
Juan Ramón Jiménez (ver t33) y la mayoría de los poetas de la generación del 27 (ver t35 y 37), dispersos ahora por distintos países, prosiguen cada uno sus propios caminos poéticos.
Los novelistas
Las obras de los novelistas del exilio apenas fueron conocidas a causa de la censura. Se trata, pues, de una corriente literaria que evoluciona de una manera autónoma y paralela respecto a la narrativa que se va desarrollando en España.
Ramón J. Sender (1902-1082)
Es el autor más representativo de la novela en el exilio. Su obra, caracterizada por el compromiso ideológico y por el uso de una personal técnica realista, es muy extensa y variada.
Comenzó su carrera novelística en los años treinta, con títulos como Imán (1930), Siete domingos rojos (1932) o Mr.Witt en el cantón, premio Nacional de Literatura de 1935.
En el exilio escribió decenas de novelas en torno a tres grandes temas: la evocación autobiográfica (Crónica del alba, 1942), la Guerra Civil(Réquiem por un campesino español, 1953, que es su obra maestra) y la América española (Epitalamio del Prieto Trinidad, 1942).
Ramón J. Sender
Francisco Ayala (1906)
Antes de la guerra participó en los movimientos vanguardistas de los años veinte, con una narrativa deshumanizada y experimental.
Ya en el exilio, publicó dos colecciones de relatos breves, Los usurpadores (1948) y La cabeza del cordero (1949), ambientados en diversos momentos de la historia de España.
Son importantes también dos novelas que analizan críticamente una ficticia dictadura hispanoamericana: Muertes de perro (1958) y El fondo del vaso (1962).
A lo largo de toda su obra, Ayala ha mostrado un especial cuidado por el estilo y el lenguaje.
Francisco Ayala recibió el premio Cervantes en 1991.
Rosa Chacel (1898-1995)
También siguió las tendencias deshumanizadoras y vanguardistas en sus primeras obras.
En el exilio publicó unas cuantas novelas realistas, de estilo muy cuidado y ritmo lento. No tratan de temas sociales, ni siquiera de la Guerra Civil, sino que se centran en el minucioso análisis psicológico de los personajes femeninos.
Destacan: Teresa (1941), basada en la vida de la amante de Espronceda, y Memorias de Leticia Valle (1946), que narra el despertar amoroso de una adolescente.
http://www.hiru.com/literatura/la-literatura-de-posguerra
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